Una de las principales señas de identidad de Capdepera es el Castillo. Situado en lo alto de una colina, el Castillo es visible desde todo el término, y por tanto desde aquí arriba se podía vigilar todo el territorio.
Por eso, allí hubo un asentamiento andalusí y posteriormente se estableció uno de los señores de la conquista catalana, Miquel Nunis. Hacia 1300, el rey Jaime II mandó construir una villa fortificada. Este concepto de vigía del Castillo se ha mantenido a lo largo de los siglos, inicialmente como elemento defensivo y, posteriormente, como icono histórico y espiritual de nuestro pueblo. Desde el año 2000 se celebra en torno al recinto fortificado la recreación de un mercado medieval.
Los mercados en la edad media eran lugares de intercambio, normalmente situados en lugares estratégicos, en cruces de caminos o en las plazas de grandes villas; en realidad, toda la ciudad medieval era un gran mercado.
Éste es el sentido del mercado medieval de Capdepera: toda la villa se convierte en un gran espacio de intercambio de productos, de ideas y sensaciones donde los perfumes y la escenografía nos transportan a una época pretérita. Gabellins de todas partes suelen aprovechar estas fechas para reunirse con sus familias y miles de visitantes acuden para sentir la intensa experiencia que supone.