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Palma, a orillas del Mediterráneo


Definir el carácter de la ciudad de Palma, supone viajar hacia atrás en el tiempo y parar en alguna referencia que nos ilumine sobre los orígenes, que según los expertos, sigue ofreciendo ciertas dudas. Nos quedamos con el dato que indica que el romano Quinto Cecilio Metelo fundó la ciudad el 123 aC.

Si analizamos el rostro de un ser humano, desde el punto de vista no científico que es la "morfopsicología", tomaríamos nota del color de sus ojos, de su mirada, de la comisura de los labios, de sus gestos al hablar, de sus muecas, del movimiento de sus manos.

Si analizamos el rostro de una ciudad, indagamos en las raíces de sus documentos, en la ubicación y en los fundamentos de sus edificios emblemáticos, en la proyección de sus calles y de sus plazas, en el significado de sus fiestas y de sus tradiciones, conoceremos la ciudad.

Para descubrir la ciudad de Palma hay que caminar y recrearse por sus arterias principales y acercarse a contemplar y a respirar frente al mar antes de dar por concluido el trayecto.

Lugares como el Castillo de Bellver, el Paseo Marítimo desde Pelaires hasta la Playa de Palma, La Catedral, el Parc de la Mar, La Llonja, el Palau de l'Almudaina, el Museo de Mallorca, el de la Fundació de Pilar i Joan Miró, el Baluard Museu d'Art Modern i Contemporani, el Museo Histórico Militar de San Carlos, la Fundación Juan March, el Palacio March, el Barrio Judío, los Baños Árabes, son más que aconsejables en una lista de visitas obligadas.

Palma es una ciudad protegida por el Mediterráneo, se mueve vitalista y enérgica, los espíritus de sus pensadores y de sus emprendedores están en continuo trasiego. Abierta a todo tipo de turismo con una diversa carta de presentación con hoteles boutique en el corazón de la ciudad, hoteles tradicionales y la oferta gastronómica en general, restaurantes, pastelerías, panaderías, permite escoger entre una enorme variedad de su particular recetario y también de la cocina internacional.

Pocos son los visitantes que se marchan de Mallorca, sin comprar unas "ensaïmades", una sobrasada, o sin haber probado un plato de "frito mallorquín" o un "variat".

Los mercados municipales concentran a diario a visitantes nativos y foráneos y sin duda son básicos para la economía y el tejido comercial de las barriadas. Mercat de l'Olivar, Santa Catalina, Pere Garau, Mercat de Llevant, entre otros.

Palma contempla zonas de ocio y en los últimos tiempos hay que incluir las de tardeo que han ido posicionándose según los gustos, en la Llonja, en el Terreno, en Passeig Marítim, en Blanquerna, en Santa Catalina, Es Jonquet, el Molinar, Passeig Mallorca, Casco antiguo.

Eventos, conferencias, conciertos multitudinarios, teatro, cultura, galerías donde se muestran exposiciones de prestigiosos creadores de la plástica, la ya consolidada Nit de l'Art en el mes de Septiembre, uno de los más completos escaparates de confluencia multitudinaria en la calle es la celebración patronal y fiesta por excelencia de los palmesanos; Sant Sebastià, en la que en la capital se plantan numerosos escenarios, pletóricos de actividades y sin duda, una de las estampas más bellas ocurre en fechas navideñas con el Canto de la Sibil.la, declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco.

En cuanto a las actividades deportivas Palma se ha significado en la recepción de senderistas, de ciclistas aficionados a la montaña y a la carretera, se ha especializado en pruebas de nivel internacional como la Challenge Ciclista, la Copa del Rey de Vela, el Trofeo de Vela Princesa Sofía, La Palma Marató y como puerto marítimo, con un arraigo de practicantes de la náutica y aficionados a los deportes de playa.

Palma como destino se ha posicionado entre las ciudades más visitadas del mundo si la comparamos en términos de censo de población y proporcionamos por las personas que recibe de principio a final de año.

Desde aquellas primeras campañas de los años 50/60 en las que se promocionaba la isla para albergar a las parejas de recién casados de la península para que pasaran su luna de miel, hasta llegar a nuestros días en los que cualquier excusa es válida para desplazarse desde cualquier lugar de los cinco continentes hasta Palma de Mallorca.

El paisaje natural de los bosques de Bellver, de la Serra de na Burguesa, la temperatura media, las panorámicas de un amanecer o de un atardecer que se pueden contemplar con un paseo desde la Torre de Paraires hasta la Playa de Palma, son estímulos para la práctica de la buena salud.

El gentilicio de los nacidos en Palma es palmesanos, algunos despectivamente y otros cariñosamente les llaman "llonguets", en referencia a un panecillo que se elabora en Mallorca.